Un video de años anteriores tratando este tema:
Entramos en el siglo XVI con los llamados Austrias mayores: Carlos I y Felipe II.
El auge del Imperio en el siglo XVI; los dominios de Carlos I y los de Felipe II, el modelo político de los Austrias; los conflictos internos; los conflictos religiosos en el seno del Imperio; los conflictos exteriores; la exploración y colonización de América y el Pacífico; la política económica respecto a América, la revolución de los precios y el coste del Imperio
Os amplío brevemente este contenido que el libro trata de manera más suscinta:
Los Reyes católicos derrotarán a El Zagal, hermano de Muley Hacén conquistando Málaga (1487) y posteriormente Baza. Las tropas de El Zagal se rinden y entregan Almería y Guadix, de forma que sólo Granada y las comarcas colindantes quedan bajo control musulmán.
Granada ya bajo el reinado de Boabdil, hijo de Muley Hacén sufrió un terrible asedio. La presión militar y el soborno de varios cortesanos nazaríes llevó a iniciar en noviembre de 1491 negociaciones para la rendición (capitulaciones de Granada) El 2 de enero de 1492 Las tropas cristianas entraron en la ciudad.
Con la toma de Granada se completa la unificación territorial de los reinos hispánicos, a excepción de Navarra anexionada posteriormente. Supone el fin del poder musulmán en la península ibérica y será de gran repercusión y celebración entre los reinos europeos como símbolo de victoria cristiana sobre el islam.
Los Reyes Católicos: la unión dinástica de Castilla y Aragón; la reorganización del Estado; la política religiosa; la conquista de Granada; el descubrimiento de América; la incorporación de Navarra; las relaciones con Portugal. El descubrimiento de América, su conquista y organización. Influencias en la sociedad, economía, política, arte, literatura en Andalucía y Sevilla como base de la Conquista y sede administrativa.
A continuación incluimos algunas posibles preguntas sobre el Bloque 2:
En la Edad Media, los monarcas se creían elegidos por Dios para gobernar sus reinos. Los reinos se consideraban un patrimonio del monarca que podía dividirlos y unirlos según sus intereses. De este modo, era frecuente que un rey repartiese el reino entre sus herederos o que, como consecuencia de un matrimonio, se agrupasen reinos separados anteriormente.
De este modo, los monarcas medievales ejercían un poder supremo y podían declarar la guerra, convocar al ejército, dictar leyes, impartir justicia y acuñar monedas. A su alrededor organizaron una corte de consejeros que acabó convirtiéndose en el Consejo Real. También existía una Curia (tribunal de justicia), una Cancillería (administración) y una Tesorería (finanzas).
En la Corona de Castilla la monarquía tuvo un carácter más autoritario y menos feudal que en la Corona de Aragón. El rey disponía de poderes más amplios, como la facultad de declarar la guerra, dictar leyes e impartir justicia. La unificación de Castilla y León (1230) comportó un proceso de centralización administrativa y de creación de un derecho general monárquico, el Código de las Siete Partidas (Alfonso X), que estableció una cierta uniformidad jurídica del reino, y quedó definitivamente asentado en el Ordenamiento de Alcalá en 1348. Este proceso centralizador contó con la oposición de la nobleza y de los concejos municipales, al reforzar el poder real. Sólo las tierras vascas incorporadas a Castilla siguieron rigiéndose por sus normas habituales y sus fueros particulares.
En la Corona de Aragón, el arraigo de las estructuras feudales y el poder nobiliario impusieron el pactismo, por el cual el monarca veía limitadas sus atribuciones. Así, el ejercicio del poder se basaba en un equilibrio entre el poder real y las diferentes instituciones, y el monarca estaba sometido al control de la nobleza a través de las Cortes. El pactismo quedó definitivamente consolidado a finales del siglo XIII, cuando Pedro III dotó a las Cortes de función legislativa, hasta entonces exclusiva del monarca. Las leyes debían aprobarse de común acuerdo entre los estamentos, y el rey se comprometía a respetar el derecho y las costumbres del territorio fijados en un código que en Cataluña recibía el nombre de Usatges. En Aragón, los Fueros (1247) recogieron normas tradicionales medievales, y en Valencia se promulgaron los Furs (1261)
El reino de Navarra se unió a Francia desde finales del siglo XIII hasta mediados del XIV con el objetivo de mantenerse independiente de vecinos tan poderosos como Castilla y Aragón. Con posterioridad, se mantendrá independiente de la tutela francesa entre la segunda mitad del XIV y primera del XV. Los reyes navarros deben respetar los fueros y colaborar con las Cortes, y, además, su poder estará fuertemente limitado por el poder de los señores feudales. Las Cortes de Navarra tienen cierta capacidad legislativa, representando los intereses del territorio frente al rey.
En las monarquías hispánicas medievales, el rey ocupa la cima del poder, aunque en la práctica este poder estaba limitado por la autonomía de los señoríos y los privilegios de la nobleza y la iglesia. En torno a la figura real se irán creando un grupo de personas que le ayuda en las tareas de gobierno que se denominó corte o curia regia. Durante la Edad Media, los reyes no tenían una capital fija, sino que se desplazaban continuamente por los territorios que formaban su reino.
A partir del Siglo XIII surgen nuevas instituciones como los Parlamentos o las Cortes. Su origen estaba en las reuniones extraordinarias de la corte real, en la que se integraron el grupo o brazo de los ciudadanos, formados por representantes de las ciudades, miembros todos ellos de la oligarquía urbana. Ante situaciones graves, el rey convocaba las reuniones de las cortes para debatir los temas propuestos. En estas convocatorias sus participantes se agrupaban en función de los tres estamentos: nobleza, clero y el estado llano.
El principal cometido de las cortes era discutir y votar las peticiones económicas que realizaba el rey. A cambio, se comprometía a tener en cuenta las peticiones de los estamentos.
La aparición y difusión de las cortes se produjo en los reinos hispánicos entre los siglos XII y XIII: Las primeras se celebraron en el reino de León en 1188 y más adelante las del reino de Castilla (1217). Con la unión de los reinos de Castilla y león comenzaron a convocarse juntas. Las cortes castellanas mantuvieron siempre un carácter consultivo y de aprobación de los subsidios. (gastos para campañas militares).
En la Corona de Aragón, cada reino tenía sus propias Cortes (Aragón, Cataluña y Valencia), gozaban de función legislativa y votaban los impuestos. A partir del siglo XV se creó en Cataluña una delegación permanente de las cortes que recibió el nombre de la Generalitat y cuya función era recaudar impuestos y vigilar el cumplimiento de las leyes.
En el reino de Navarra, las cortes se reunieron por primera vez en 1253, y el monarca tenía que respetar los fueros, derechos y tradiciones del reino.
A lo largo de los siglos IX y X se inicia un proceso de feudalización de la sociedad cristiana que se consolida en los siglos XI y XII.
El origen fundamental de este sistema feudal está en la erosión del poder monárquico, debido a los privilegios concedidos a los nobles a cambio de sus servicios.
Se produce por tanto un fortalecimiento de la nobleza tanto laica como eclesiástica, que transforma los privilegios recibidos en hereditarios, y que domina los territorios controlados, en detrimento de la figura del rey.
Como consecuencia, no existe un poder centralizado del Estado como tal, que se apoye en un ejército propio y en un código legal público y único, sino que lo que prevalece en el sistema feudal es un sistema de relaciones personales basado en el vasallaje.
A partir del siglo XIII, los reyes inician un proceso por recuperar el poder a costa de los poderes locales de la nobleza, contando a menudo con el apoyo de las ciudades, de forma que el poder del gobierno central se va reforzando.
Dentro del sistema feudal, la sociedad en los reinos cristianos presenta unos rasgos comunes, que no difieren mucho de las sociedades medievales europeas.
La sociedad se divide en estamentos: nobleza, clero y pueblo llano.
La nobleza y el clero son los que gozaban de privilegios fiscales, sociales y jurídicos y basaban su autoridad en la posesión de las tierras y en la delegación por parte del rey de funciones de gobierno en ellos (defensa militar, cobro de impuestos, administración de justicia.) Entre sus privilegios más importantes se encontraban la exención en el pago de impuestos y la existencia de leyes y tribunales especiales para ellos,
No obstante, ni la nobleza ni el clero eran grupos homogéneos. Así, existían notables diferencias entre la alta aristocracia, que poseía grandes propiedades y rentas, y la baja aristocracia (hidalgos, infanzones, cabaleros etc…) que tenían menos recursos y fue empobreciéndose paulatinamente. A partir del Siglo XIII la nobleza ve consolidada su posición con la aparición de la institución de mayorazgo que obliga a que gran parte de las propiedades de una familia noble pases en herencia a uno de sus hijos, prohibiendo la división o la venta.
El pueblo o estado llano, carecía de cualquier tipo de privilegios y estaba sometido a la ley común En general la mayor parte de la población tenía una forma de vida modesta y había amplios grupos de pobres y marginados. Entre los campesinos, que constituían la mayor parte de la población existían también diferencias. Por ejemplo, en el norte abundaban los campesinos libres propietarios de pequeñas tierras, mientras que en la mitad sur los campesinos carecían de propiedades, que pertenecían a los grandes señoríos propiedad de la nobleza y el clero en los que los campesinos trabajaban en régimen de servidumbre.
También existían entre el pueblo llano artesanos y comerciantes que vivían en las ciudades y que se beneficiarán de la expansión comercial del siglo XIII, que permitirá la creación de una oligarquía urbana, en bastantes casos protegida por la realeza y con representación en cortes.
La expansión de los reinos cristianos se produjo un sobre el territorio de al-ándalus en una combinación de conquista militar y ocupación del territorio por población cristiana.
Entendemos por repoblación el paso siguiente a la reconquista de los reinos cristianos consistente en poblar los nuevos territorios conquistados con población inmigrante del norte. También consiste en explotar económicamente los nuevos territorios, así como gobernarlos. La repoblación era imprescindible para defender y asegurar las conquistas. La repoblación estuvo condicionada por la velocidad de la conquista, la cantidad de población preexistente y los aportes de población cristiana. Asimismo, los diferentes tipos de repoblación dieron lugar a una diferente estructura de la propiedad de la tierra (que aún persiste parcialmente).
A grandes rasgos, se dieron tres modelos:
- Repoblación libre, llamada presura (aprisio en catalán), y que corresponde esencialmente a los siglos X y XI y en el que predomina la pequeña propiedad. Afectó a las primeras tierras ocupadas en el valle del Duero y en las zonas al sur de los Pirineos, áreas escasamente pobladas. En muchos casos fueron ocupadas por campesinos, llegados del norte o población mozárabe a la que se otorgaba la propiedad (alodio) con sólo cultivarlas. La nobleza y los monasterios también tenían un importante papel colonizador en este tipo de repoblación. Al ser zonas de frontera, existían un grupo numeroso de hombres libres (caballeros) que ejercían funciones guerreras, a las órdenes del rey o de los nobles.
- Repoblación concejil, que se dio entre los siglos XI y XII. Afectó a los territorios al sur del Duero, valles del Tajo y del Ebro y Cataluña nueva. Para atraer población cristiana a estas zonas los reyes del Siglo XI impulsaron una repoblación de forma colectiva, a través de concejos y municipios a los que se les otorgaban privilegios mediante fueros y cartas pueblas. Esto permitió la aparición de grandes comunidades de villa y tierra integradas por una ciudad que actuaba como capital y su territorio circundante, el alfoz, formado por numerosas aldeas y regiones rurales. En este modelo de repoblación hay un dominio de la mediana propiedad y de la actividad ganadera.
- Repartimientos: A partir del Siglo XIII la mayor parte del territorio fue repartido en forma de grandes latifundios a los nobles, clérigos y las órdenes militares que habían ayudado en las campañas. Afectó sobre todo a las zonas objeto de la gran expansión cristiana del Siglo XIII: Andalucía, Murcia, Valencia, Mallorca. En esta etapa domina el latifundio con dedicación agrícola preferentemente.
Además de los videos que dan una idea general, incluimos un resumen del siguiente criterio de evaluación:
2.1 Describir las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de la península Ibérica al final de la Edad Media.
Podemos considerar la existencia de tres grandes etapas en este periodo, que abarca desde el año 711, inicio de la ocupación de los musulmanes de casi toda la península, hasta finales del siglo XIII, cuando para finalizar la “reconquista”, ya solo quedaba el Reino Nazarí de Granada. Hemos establecido tres fases de distinta amplitud en lo cronológico y dos sectores en esos territorios hispano-cristianos medievales, el sector occidental (Cantábrico) y el oriental (Pirineos).
Primera Etapa. Siglos VIII-X: La formación de los reinos cristianos
La conquista musulmana se frenó en torno a las cordilleras cantábrica y pirenaica, donde se formaron los siguientes núcleos de resistencia cristiana:
a.- Los reinos y condados occidentales. Aquí se refugiarán los hispano-visigodos, que, en el año 722, al mando de un noble llamado Pelayo, vencieron en una escaramuza (Batalla de Covadonga) a los musulmanes. Esta victoria les permitirá crear el reino de Asturias y reivindicarse como herederos de la legitimidad visigoda. En el siglo X fue aprovechada la debilidad de los emires cordobeses para expandirse hasta el valle del Duero, y para su mejor control se trasladó la capital a LEÓN (914), con lo que el reino pasó a denominarse reino de León. El avance se frenó en el siglo X (Califato)por la fortaleza de los califas cordobeses y las incursiones del Almanzor, que obligó a pagar tributos a los califas. Para defender la Meseta se creó el condado de Castilla, dependiente del reino de León, hasta que Fernán González proclamó su independencia en el 927.
b.- Los reinos y condados orientales. Entre el Ebro y los Pirineos, Carlomagno creó la “Marca Hispánica” (zona fuertemente fortificada) y encomendó la gestión de esos condados pirenaicos a condes, primero a francos y luego a autóctonos. Durante los siglos IX y X navarros, aragoneses y catalanes progresivamente se van independizando de los reyes francos: 817 se crea en Jaca el Condado de Aragón; en 830 el reino de Pamplona (origen del futuro reino de Navarra) que, para defender sus fronteras, tendió a aliarse con los vecinos asturleoneses y aragoneses por matrimonios, hasta que Sancho III "el Mayor" unió bajo su trono Navarra, Castilla-León y Aragón, pero a su muerte dividirá su patrimonio entre sus hijos, por lo que Navarra quedó constreñida entre los futuros reinos de Castilla-León y Aragón; en el 987 los Condados Catalanes, con el de Barcelona a la cabeza, se independizaron de los francos.
Segunda Etapa. Siglos XI-XIII: El avance cristiano.
A partir del siglo X la expansión cristiana se centró en los territorios musulmanes. Este proceso se conoce como “Reconquista”. A continuación, se exponen los hitos más importantes en ambas Coronas en sus avances territoriales.
La Corona de Castilla. Fernando I logra dominar toda la cuenca del Duero, más tarde Alfonso VI en 1085 toma Toledo y lleva la frontera hasta el Tajo. Decisiva será la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, que supuso la apertura del valle del Guadalquivir para los reyes castellanoleoneses. Será Fernando III el que ocupe esa parte de Andalucía (1236 - 1248), más Extremadura y Murcia (1243).
La Corona de Aragón. Desde el siglo XI este reino irá ocupando tierras musulmanas (Zaragoza 1118). Será Jaume III quien ocupe Baleares y el Reino de Valencia (1238). Con estas nuevas conquistas, la Corona de Aragón pasó a estar integrada por cuatro territorios: Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares.
Tercera etapa. Consolidación de los reinos cristianos.
Fernando I, fue el primer rey de Castilla, además de rey de León, uniendo ambos territorios bajo su mando. Después se separarán y unirán varias veces hasta su unión definitiva en 1230, como Corona de Castilla, del que en 1128 se había independizado Portugal.
El reino de Pamplona, o de Navarra a partir de finales del XII, estará a merced de sus vecinos castellanos y aragoneses.
En 1137, la unión matrimonial de herederos aragoneses y catalanes dio lugar al nacimiento de la Corona de Aragón, con Alfonso II como primer rey de la nueva corona. La unión entre los territorios aragoneses y catalanes aumentó la fuerza militar y propició la expansión por el sur levantino.
En el siglo XIV, el mapa político de los reinos cristianos peninsulares presentaba aún un espacio dividido en cuatro unidades políticas: la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, el reino de Navarra y el reino de Portugal, además del reino nazarí de Granada. La tendencia en las relaciones entre estos tres territorios va a ser el de la unificación, hecho que casi ocurrirá a fines del siglo XV con los Reyes Católicos y, posteriormente, con la ocupación de Navarra en 1512 por parte de Fernando el Católico (la unificación con Portugal se producirá durante el reinado de Felipe II, entre 1580 y 1640, gracias a la política matrimonial llevada a cabo por los Reyes Católicos).
Revitalización económica y urbana: estructura social, religión cultura y arte
Al-Ándalus organizó sobre todo en el califato, una poderosa administración que controlaba todo el territorio.
El territorio estaba dividido en coras o provincias al mando de un gobernador, normalmente miembro de la nobleza árabe local.
El cobro de impuestos permitía mantener el aparato estatal: el diezmo o limosna para los musulmanes y para la población cristiana se contemplaban un impuesto territorial (jarach) y un impuesto personal (chizya)
Por último, la defensa estaba en manos de un potente ejército, tanto en Córdoba como en las provincias de la frontera, y que estaba formado por mercenarios bereberes o eslavos.
También en la sociedad musulmana se encontraban judíos en todas las ciudades que ejercían el comercio, la artesanía o la usura. Destacaban por su número en Granada, pero se repartían por todas las grandes ciudades, donde vivían en barrios separados, las juderías
Los hispanovisigodos formaban la mayor parte de la población y frente a la dominación musulmana adoptaban dos posiciones:
- Integrarse religiosa, cultural y económicamente pasando a convertirse en muladíes en teoría con los mismos derechos que los musulmanes, aunque en la práctica eran considerados musulmanes de segunda.
- Mantener las formas religiosas y culturales hispanovisigodas (aunque muy islamizadas) . Representaban el grupo de los mozárabes que mantenían la religión cristiana a cambio del pago de los impuestos pertinentes. En ciudades como Toledo, Córdoba o Sevilla pervivieron importantes comunidades cristianas, que siempre residían en barrios diferenciados.
Dentro de la sociedad musulmana y en el escalón más bajo se encontraban los esclavos que carecían de todo tipo de derechos. La gran mayoría eran extranjeros, tanto hombres como mujeres. Fueron importantes para el aparato militar y para el servicio doméstico.
Las ciudades tendrían un papel destacado en Al-Ándalus, convirtiéndose en las más grandes de Occidente. Córdoba llegaría a ser comparable a Bagdad o Constantinopla, aunque otras como Sevilla, Granada, Almería y Málaga también crecieron y gozaron de esplendor. Las ciudades se organizaban alrededor de un núcleo amurallado, la medina, centro de la vida pública, administrativa y religiosa, y donde se ubicaba la mezquita aljama, el recinto fortificado o alcazaba y el zoco central.
Las ciudades eran sede de una intensa actividad comercial, artesanal (vidrio, cuero, joyas, cerámica etc..) y textil (lana, seda, lino, algodón)
En la agricultura introducirían técnicas que mejorarían la productividad, como los sistemas de regadío que empleaban norias y acequias. Los musulmanes impulsaron el cultivo del trigo y olivos e introdujeron especies como los cítricos (naranja, limón, ,lima..) y frutas y verduras como espinaca, berenjena, zanahoria.
Asimismo, fueron numerosos los tratados agrícolas que recogían las mejores formas para cultivar la tierra.
Los cronistas señalan como principales centros intelectuales los grandes núcleos urbanos: Córdoba, Sevilla, Toledo, Zaragoza, Granada, Málaga, Almería y Guadix. La universidad islámica (madrasa), existente en Oriente desde el 1065 (Bagdad), no aparece en Al-Andalus hasta el siglo XIV. Yusuf I fundó la de Granada en 1349, a donde acudieron maestros magrebíes. Las bibliotecas alcanzaron enorme importancia. En la España musulmana se hablaba árabe, berberisco, latín y romance, y además se formó un lenguaje mixto hablado por el pueblo llamado aljamía. El idioma oficial era el árabe en el que se escribieron la mayoría de las obras literarias.
Dentro de la cultura musulmana en Al -Ándalus cobrarán mucha importancia los estudios filológicos o el propio género histórico con los primeros historiadores andalusíes como Ahmad al- Razi. La poesía o los estudios científicos serán otras aportaciones culturales de peso.
En Filosofía destacó una de las figuras más excepcionales de la Edad Media, Averroes, filósofo aristotélico cordobés que vivió en el periodo almohade. Los mozárabes tuvieron su centro en Córdoba y Toledo y se ciñeron a temas teológicos; hay que destacar los relatos de las persecuciones de Eulogio y Álvaro. Entre los judíos destaca el poeta y filósofo Avicebrón —restaurador de la poesía hebraica—, y no se debe olvidar la figura de Maimónides.
Elementos de la vida cotidiana como la gastronomía – el aceite de oliva, el uso de frutas y verduras, los turrones-, el uso del botón, las bibliotecas y los baños públicos, la iluminación de las calles etc., provienen de la herencia musulmana. También parte de nuestra música, instrumentos y folklore tiene sus raíces en las costumbres de Al-Ándalus: el pandero, la pandereta, diversos tipos de flauta, el rabel y el atabal o timbal.
De este documental se puede extraer algunas cuestiones para vuestros apuntes. Por ejemplo en el min 29 hace un excelente resumen del legado andalusí.
Os colgamos AQUÍ algunos esquemas del bloque 2, de la parte de la cultura musulmana, por si son de utilidad para complementar algunos aspectos del libro.
MEMORIA DE ESPAÑA 7: El Islam y la resistencia cristiana
El legado árabe ha dejado importantes huellas en la cultura española. La grandeza de la cultura árabe en España encuentra su mejor expresión en la Mezquita de Córdoba. La época de mayor esplendor de la civilización musulmana se produjo entre los años 929 y 1031. En la primera parte del programa se cuenta el nacimiento del Islam, el avance musulmán y la pérdida de Hispania, así como la resistencia cristiana. A continuación se narra la Dinastía de los Omeya y el Califato de Córdoba, para terminar con la importancia de la Cultura islámica, la lengua árabe y las ciudades hispano-árabes. La parte final del programa se reserva a los mozárabes, Almanzor ""l Victorioso"", la formación del reino de Asturias y los núcleos de resistencia. Sobre el tablero peninsular, cristianos y musulmanes compiten por cada cuadrícula de tierra.
MEMORIA DE ESPAÑA 8: La disgregación del Islam andalusí y el avance cristiano
A partir de la muerte de Almanzor, la pujanza de los musulmanes se debilitará. El Califato se fragmentará en pequeños reinos de taifas y los reinos cristianos del norte peninsular reorganizarán sus posiciones.
Sarcófago Visigodo