Revitalización económica y urbana: estructura social, religión cultura y arte
Al-Ándalus organizó sobre todo en el califato, una poderosa administración que controlaba todo el territorio.
El territorio estaba dividido en coras o provincias al mando de un gobernador, normalmente miembro de la nobleza árabe local.
El cobro de impuestos permitía mantener el aparato estatal: el diezmo o limosna para los musulmanes y para la población cristiana se contemplaban un impuesto territorial (jarach) y un impuesto personal (chizya)
Por último, la defensa estaba en manos de un potente ejército, tanto en Córdoba como en las provincias de la frontera, y que estaba formado por mercenarios bereberes o eslavos.
También en la sociedad musulmana se encontraban judíos en todas las ciudades que ejercían el comercio, la artesanía o la usura. Destacaban por su número en Granada, pero se repartían por todas las grandes ciudades, donde vivían en barrios separados, las juderías
Los hispanovisigodos formaban la mayor parte de la población y frente a la dominación musulmana adoptaban dos posiciones:
- Integrarse religiosa, cultural y económicamente pasando a convertirse en muladíes en teoría con los mismos derechos que los musulmanes, aunque en la práctica eran considerados musulmanes de segunda.
- Mantener las formas religiosas y culturales hispanovisigodas (aunque muy islamizadas) . Representaban el grupo de los mozárabes que mantenían la religión cristiana a cambio del pago de los impuestos pertinentes. En ciudades como Toledo, Córdoba o Sevilla pervivieron importantes comunidades cristianas, que siempre residían en barrios diferenciados.
Dentro de la sociedad musulmana y en el escalón más bajo se encontraban los esclavos que carecían de todo tipo de derechos. La gran mayoría eran extranjeros, tanto hombres como mujeres. Fueron importantes para el aparato militar y para el servicio doméstico.
Las ciudades tendrían un papel destacado en Al-Ándalus, convirtiéndose en las más grandes de Occidente. Córdoba llegaría a ser comparable a Bagdad o Constantinopla, aunque otras como Sevilla, Granada, Almería y Málaga también crecieron y gozaron de esplendor. Las ciudades se organizaban alrededor de un núcleo amurallado, la medina, centro de la vida pública, administrativa y religiosa, y donde se ubicaba la mezquita aljama, el recinto fortificado o alcazaba y el zoco central.
Las ciudades eran sede de una intensa actividad comercial, artesanal (vidrio, cuero, joyas, cerámica etc..) y textil (lana, seda, lino, algodón)
En la agricultura introducirían técnicas que mejorarían la productividad, como los sistemas de regadío que empleaban norias y acequias. Los musulmanes impulsaron el cultivo del trigo y olivos e introdujeron especies como los cítricos (naranja, limón, ,lima..) y frutas y verduras como espinaca, berenjena, zanahoria.
Asimismo, fueron numerosos los tratados agrícolas que recogían las mejores formas para cultivar la tierra.
Los cronistas señalan como principales centros intelectuales los grandes núcleos urbanos: Córdoba, Sevilla, Toledo, Zaragoza, Granada, Málaga, Almería y Guadix. La universidad islámica (madrasa), existente en Oriente desde el 1065 (Bagdad), no aparece en Al-Andalus hasta el siglo XIV. Yusuf I fundó la de Granada en 1349, a donde acudieron maestros magrebíes. Las bibliotecas alcanzaron enorme importancia. En la España musulmana se hablaba árabe, berberisco, latín y romance, y además se formó un lenguaje mixto hablado por el pueblo llamado aljamía. El idioma oficial era el árabe en el que se escribieron la mayoría de las obras literarias.
Dentro de la cultura musulmana en Al -Ándalus cobrarán mucha importancia los estudios filológicos o el propio género histórico con los primeros historiadores andalusíes como Ahmad al- Razi. La poesía o los estudios científicos serán otras aportaciones culturales de peso.
En Filosofía destacó una de las figuras más excepcionales de la Edad Media, Averroes, filósofo aristotélico cordobés que vivió en el periodo almohade. Los mozárabes tuvieron su centro en Córdoba y Toledo y se ciñeron a temas teológicos; hay que destacar los relatos de las persecuciones de Eulogio y Álvaro. Entre los judíos destaca el poeta y filósofo Avicebrón —restaurador de la poesía hebraica—, y no se debe olvidar la figura de Maimónides.
Elementos de la vida cotidiana como la gastronomía – el aceite de oliva, el uso de frutas y verduras, los turrones-, el uso del botón, las bibliotecas y los baños públicos, la iluminación de las calles etc., provienen de la herencia musulmana. También parte de nuestra música, instrumentos y folklore tiene sus raíces en las costumbres de Al-Ándalus: el pandero, la pandereta, diversos tipos de flauta, el rabel y el atabal o timbal.
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